sábado, 17 de enero de 2009

Mujercitas

Es curioso como funciona el cerebro humano.

En mi calidad de hombre, desde muy pequeño me llamó la atención el sexo femenino, pero de distintas maneras según la etapa de mi vida. Por ejemplo, cuando iba al colegio reconozco con (evidente y falsa) modestia que era bien parecido (bien parecido a alguien atractivo, dah), por lo que sumándole mi timidez y serenidad, me hacían un perfecto contraste a mis pares trogloditas sudados buenos pa' la pichanga (yo no jugaba por que era (y sigo siendo) un zurullo con chutiadores). Era entonces cuando ellas se acercaban y me daban un trato que yo reconocía distinto al que le daban a mis compañeros. Fue así cuando comencé a recibir cartitas de amor con perfume, papel lustre, en esquelas y esas hierbas, pero así tal como en ese minuto se me daba la cercanía para con ellas, ocurría un efecto contrario en mí, y terminaba por aislarme e incluso caer algunas veces, si no en la grosería, bien podría haberse entendido como actos descorazonados. -Estoy hablando de la edad de entre 8 y 10 años, señores- De hecho, hasta el día de hoy (y creo que se mantendrá así hasta que lo remedie), siento un profundo desasosiego por haber tratado tan indiferentemente a una niña en especial que, por cierto, según recuerdo, muchos de mis compañeros babeaban por ella, y yo siendo un hijo'e'puta en miniatura sólo por un drama interno que no puedo esclarecer completamente por falta de memoria. Eso sí, su nombre nunca lo olvidaré: Lorena Valdiveso. -Así que, Lorena, créeme que te consideraba linda como persona y niña, quiero decir, atractiva, si es que no se entiende esto de forma depravada, ya que no me imagino cómo estarás ahora, sino como pequeña, pero al recordarte, mi mente te ve con ojos de niño de nuevo- [Se supone que me debería sentir desahogado después escribir todo esto, pero no percibo ni la más mínima pisca de tranquilidad de conciencia].
El tiempo entre la salida del colegio y la entrada a enseñanza media tenía un buen grupo de amigos, pero eran de la idea de que todo de lo que salía de los cánones masculinos establecidos por la soberana puta idea espontánea de alguno de ellos, era GAAAAY, y pues bien, en ese tiempo absorbido por el medio social, desvalido de combate y con menos capacidad analítica, sucumbí y acepté tal idea como correcta. Sin embargo, los temas más complejos, los lograba sólo con compañeras y amigas, que evidentemente poseían una mentalidad más abierta. Ahora, esto es curioso, porque me sé una persona que usa mucho la razón, lo tangible, y es así como tradicionalmente se diferencia a un hombre de una mujer, siendo la mujer entonces la de "sentimientos y cosas imaginarias", y no digo que sea una totalidad, pero se suele dar. Empero, en ese tiempo descubrí que el análisis se podía llevar a la inferencia y no por eso ser "imaginario", o que me convertía en un subnormal o una cosa rara sin nombre a ojos del weón que hizo esta tradicional clasificación de la remierda. En este tiempo fue también que me di cuenta que dicha "libertad de mente" que las mujeres poseen las llevaban muchas veces a la excesiva credulidad y fe a ciegas, y que por favor no se entienda esto como una virtud, es una debilidad por amor al churrasco! Me voy acordando de exponentes femeninos que me hacen pensar así: vieja religiosa (más común que el religioso), cierto grupo de niñas y su singular atracción al esoterismo, horóscopo e instituciones de ese orden de paga; la tendencia en general de atribuir lo inexplicable a la magia y milagros en vez de buscar la lógica. En fin.
Voy a retomar eso de la fe como debilidad: quiero aclararme que es sólo en el sentido de cuando esta se vuelve exclusiva, tal como lo hace un religioso excluyendo cualquier otra creencia que no sea la de él. Así concluyo en esto que es mejor tener una mentalidad inclusiva, más no dócil. Un equilibrio entre la (tradicional) mentalidad cerrada del hombre y la (tradicional) mentalidad crédula de una mujer [Me voy a morir si sigo generalizando de esa forma...].

Hoy a mis 17 años, después de tener acercamientos más formalmente hombre-mujer, aún me resulta extraño tratar el tema. ¿Será por que durante la noche, en sueños, escucho una vocecita que me recomienda o advierte lo que he de hacer y lo que pasará? (si, es raro, hermoso y desconocido).

Se podría decir que me va bien con las mujeres, y no es que sea un don Juan, un supergalán o algo por el estilo, pero creo seguir siendo del gusto de ellas, y es que nada cuesta ponerse en el lugar de una mujer y tratar de ver qué sería agradable para ella (y no necesariamente con el fin de gustarle, sino que simplemente ser agradable), aunque existe una línea muy fina entre lo que uno puede ser y llega hacer por ser agradable y lo que es definitivamente tranzar nuestra propia personalidad por encajar. Esto es, fingir propiamente dicho. Y eso es caca. Es malo. Está mal.
****NOTA: Fingir no es lo mismo que mentir, y los dos anteriores no son lo mismo que decretar falsamente.
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Edito pa' poner una canción idónea


Cambio y fuera.

jueves, 1 de enero de 2009

EXCURSUS


Antes que todo ¿Por qué chucha se llaman "entradas", si lo que hago es insertar escritos? En ese caso sería mejor que se le llamaran "salidas". Esto es una salida y chao pescao.

Lo anterior, como todo y nada en esta vida, no es una interrogante irreverente al azar (aunque sí puede ser incoherente, mas no viene al caso). Es la presentación-explicación del título de éstos dominios mios (osea que aqui mando yo, ctm).

Excursus es tal como un paréntesis que puede ser pasado por alto sin que nadie lo note ni lo extrañe. Un paréntesis de omisión sin importancia y de contenido pobre. Un título idóneo para éste sitio.

Ahora bien, etimológicamente hablando, excursus viene del latín excurrere, y significa algo así como "fuera del camino". Dicha palabra es utilizada con frecuencia en la literatura para referirse, como dije antes, a un paréntesis apartado y con poca relación al tema principal. ¿Apuesto que no adivinas (por si acaso, me estoy hablando sólo, ya que dudosamente alguien leerá asdfes tan elaborados como éstos (He aquí el uso de un excursus)) cuál flecha representa el excursus en la imágen de arriba?: Exacto, las tres del lado izquierdo.
A veces las líneas torcidas son el tema principal y las lineas rectas puede ser el excursus (y nuevamente esto no tiene ningún sentido).

¿Quién califica alguna cosa de excursus, y la otra no? Dios po.

En presencia de un maltrecho ego mio en todo su esplendor, sean complacidos con esta presentación de la remierda. De esto se trata la Magna Inmoralia.